"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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24-03-2019 |
“NUNCA MÁS LA DERECHA EN ARGENTINA”
A 43 años del golpe de Estado
Alejandra Dandan
Tal vez fue la Plaza más política de los últimos años. El 43 aniversario del golpe de Estado coincidió con el cuarto año de conmemoraciones del 24 de marzo construidas bajo el gobierno de Cambiemos. Durante estos años, se profundizó el paralelo entre las políticas gestadas en 1976 y las que se iniciaron a fines de 2015. Y la Plaza mostró ese juego. Los organismos de derechos humanos lograron convocar a sectores diversos, impensados hace poco tiempo, producto de las articulaciones de los últimos años en la calle. El dato político mas importante fue la intervención en primera línea de la orgánica de los secretarios gremiales de la CGT disidente y las dos CTA con la bandera del Frente Sindical para el Modelo Nacional, inaugurada en Luján el año pasado. El segundo dato político fue la consigna: Memoria y Unidad, bajo la cual, la calle, las banderas y el escenario comenzaron a trabajar sin ningún eufemismo para cambiar el gobierno de la Casa Rosada durante el calendario electoral.
El documento de consenso saludó a los trabajadores “que siguen logrando unidad y organización”. Y luego de enumerar uno a uno cada retroceso en el campo de todos los derechos, convocó a elegir representantes para recuperar los derechos.
“Este año tenemos nuevamente el compromiso con la democracia, para elegir representantes para los próximos cuatro años”, dijo Taty Almeida durante la lectura del documento. “La memoria y la unidad son las herramientas para recuperar nuestros derechos, porque sabemos que cuando el pueblo construye su historia nada puede detenerlo”.
Foto: Luis Angeletti
Hasta ahora cada una de las consignas de los 24 dialogaba con el presente, pero solía hacerlo desde la agenda de lo que el movimiento de derechos humanos llama las políticas de memoria, verdad y justicia. Así sucedió el año pasado con la consigna del Son 30.000, que intervenía en el presente para responder a la activación del negacionismo desde el Estado. En este caso, el reclamo de unidad se metió directo en el mapa electoral planteado como una urgencia con datos que muestran la desarticulación en todos los planos del Estado de derecho.
La calle oyó y respondió. La lectura comenzó pasadas las cuatro. La calle silbó cuando escuchó el nombre de Mauricio Macri, la denuncia de sus “socios y aliados” y el programa económico de miseria planificada. “Estamos en esta Plaza para seguir defendiendo la democracia, porque hoy está en peligro —dijeron desde el escenario–. No tener derecho al trabajo, a la alimentación, a la salud, a la educación y a la vivienda, entre otros derechos fundamentales, genera pobreza y hambre. La pobreza hoy alcanza cifras alarmantes: lo indican los millares de comedores sociales en escuelas, barrios, municipios e iglesias”.
La calle silbó cuando oyó el nombre de Patricia Bullrich, y lo que el texto definió como demagogia punitiva, “fomentando el miedo y desviando la atención de los problemas centrales de la economía”. Y de la persecución a los migrantes, a las comunidades indígenas, a vendedores ambulantes y a manifestantes como si fueran enemigos violentos. Y volvió a silbar cuando se oyó el nombre de Claudio Avruj, el secretario de derechos humanos que durante la tarde volvió a criticar a los organismos de derechos humanos. El documento le reprochó la desactivación de programas de investigación, el desfinanciamiento de los Sitios de Memoria, recordó el intento de transformar vía decreto a Campo de Mayo en un paseo turístico, ahí donde, dijeron, “nuestros familiares fueron torturados y donde pueden estar enterrados”. La calle oyó a Estela de Carlotto cuando dijo que durante 2018 sólo se recuperó la identidad de un nieto: por las preocupaciones cotidianas, pero también —advirtió— porque los discursos que impulsan el olvido y justifican los delitos de lesa humanidad no generan un clima propicio para quienes aún tienen pendiente indagar su identidad.
Foto: Luis Angeletti
“A 43 años del Golpe genocida iniciado aquel 24 de marzo de 1976, somos multitudes en esta Plaza y en todas las del país para repudiar al terrorismo de Estado”, dijeron. Denunciaron la articulación entre el exterminio y la transformación del sistema productivo, y las razones de esta convocatoria que unió pasado, presente y futuro electoral.
“También estamos aquí —dijeron— porque seguimos luchando y nos manifestamos contra el avasallamiento que el gobierno de Mauricio Macri genera todos los días”, dijeron. “Despidos masivos, la miseria planificada, la entrega del país a los buitres, la persecución de los pueblos originarios, la persecución a militantes, las presas y presos políticos, la grave injerencia del gobierno sobre el Poder Judicial y retrocesos en el campo de memoria, verdad y justicia”. La censura, la represión a la protesta social, la defensa de las mujeres, lesbianas, travestis y trans. “Es mucho lo logrado en nuestras décadas de democracia a fuerza de luchas del pueblo: ese es el camino, con memoria y unidad”.
Sobre Avenida de Mayo se alineó esa diversidad de perseguidos y expulsados. A las banderas de los y las desaparecidxs, siguió la de H.I.J.O.S, el colectivo de hijos e hijas del exilio. Y enseguida, la bandera del Frente Sindicial. En primera fila estuvieron Pablo Moyano de Camioneros, Omar Plaini de Canillitas, “Paco” Manrique del SMATA, Walter Correa de Curtidores, Sergio Palazzo de Bancarios, Hugo Yasky de la CTA.
“Estamos acompañando la lucha que tan dignamente llevaron las Abuelas y las Madres durante 43 años”, dijo Moyano antes de arrancar. “Los trabajadores estamos acompañando esta gesta histórica de memoria, verdad y justicia, para hoy decir mas que nunca los milicos nunca mas y en octubre decir Mauricio Macri nunca más, nunca más la derecha en Argentina que tanto daño le está causando al pueblo”.
La bandera ocupó simbólicamente el primer espacio detrás de los organismos de derechos humanos, un lugar que comenzó a ser ocupado por los gremios en los últimos cuatro años, como marca de la arquitectura política de esa plaza.
“Para nosotros es un ejemplo esta lucha que lleva 43 años”, dijo Palazzo. “Y que refleja el modelo que tenemos que tomar de Madres y de las Abuelas, de no resignarnos y seguir luchando aunque las causas que nosotros enarbolamos parezcan inalcanzables. Hoy mas que nunca con ellas, con nuestros 30.000 y articulando la posición necesaria para que el 10 de diciembre haya un nuevo presidente en Argentina que tenga un signo nacional, popular y que respete al pueblo”.
Foto: Luis Angeletti
En esa línea también participaron intendentes de la Federación Argentina de Municipios. Hubo un bastión de personas con carteles de fuerza destinados a Ramos Padilla. Y una bandera de Justicia Legítima.
El escenario tomó entre sus ejes al Poder Judicial. Por un lado, denunció la injerencia del Ejecutivo y a un gobierno que transforma la cárcel en un espacio central de la política. Y señaló que el Poder Judicial se ha convertido en una herramienta de la persecución política: cada vez hay más causas armadas contra los opositores al Gobierno, mientras que cada vez son menos las audiencias de los juicios a genocidas.
Hubo probablemente miles de mujeres con pañuelos verdes marcando otra de las articulaciones que se acelera. Llevaron los pañuelos atados en la manos, anudados a las carteras y a las mochilas, en las cabezas y en los cuellos. Hubo integrantes del colectivo de Ni Una Menos que levantó como consigna a las mujeres guerrilleras. Estuvo la Campaña Nacional por el Aborto Legal.
El escenario saludó a los gremios y a los trabajadores. Durante la lectura del documento consensuado por los trece organismos de derechos humanos que inauguraron una mesa de trabajo conjunta a partir de las alertas disparadas por el cambio de gobierno, Lita Boitano denunció la situación de despidos y luego habló de los que estaban en esa Plaza. “La situación de despidos masivos se consolidó en el Estado, pero también en el sector privado y, particularmente, las mujeres trabajadoras son la principal variable de ajuste”, explicó. Desde esta Plaza, dijo, aplaudimos a las trabajadoras y trabajadores que siguen logrando la unidad y la organización para enfrentar al ajuste y desidia del gobierno, saliendo a las calles, a las plazas, a las puertas de las fábricas y las escuelas a decir ¡basta! A reclamar por lo justo, a defender el derecho a un trabajo digno y a un plato de comida en la casa.
Foto: Luis Angeletti
Lita, entonces, cantó: ¡Unidad de los trabajadores!
Y la calle respondió.
Y al que no le gusta, se jode, se jode.
Y luego, unidad de las trabajadoras y al que no le gusta, que se joda, se joda.
Fijate, dijo Carlos Pataccini. Llevaba una remera con la imagen de Cristina y la leyenda de la Patria es el Otro. Vendedor de un comercio en barrio de Flores, mira alrededor. Fijate, dice de nuevo, que si hasta ahora veníamos siempre para acompañar a las Madres y a las Abuelas, hoy está pasando otra cosa: todos venimos con algo. Una remera, una pechera, un pañuelo, una consigna, dice. Queremos darnos a conocer. Que se sepa qué pensamos. Y qué es lo que queremos.
Fuente: https://www.elcohetealaluna.com
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